Ser-Bodegón

Ser-Bodegón

Ser bodegón es aceptar la transformación. Dejar que lo que fue fruta, piel o raíz mute en superficie, se oxide en el tiempo de la imagen, y desdibuje sus límites hasta convertirse en materia pictórica. No hay intención de representar, sino de estar.

La cámara, aquí, no registra: interpreta. Las texturas brotan, se enfrentan o se funden, revelando lo invisible de lo común. Peras, castañas, plátanos, ajos o cebollas dejan de ser alimento y se convierten en pigmento, en rastro, en mapa.

Ser bodegón es también permitir que la mirada se demore, que no busque reconocer sino sentir. La fotografía deja de narrar y empieza a habitar.

creado en Bluekea